En el ámbito del sistema eléctrico, los bancos de capacitores, los filtros de armónicos y la calidad de energía son aspectos fundamentales para garantizar un suministro eléctrico confiable, eficiente y seguro. Estos elementos desempeñan un papel clave en la mejora del factor de potencia y en el cumplimiento de los estándares establecidos por el CENACE, la CRE y el Código de Red en relación con la calidad de energía. A continuación, analizaremos la importancia de cada uno de ellos.

El factor de potencia es una medida que indica la eficiencia con la que se utiliza la energía eléctrica. Un factor de potencia bajo implica una carga reactiva alta en relación con la carga activa, lo que puede resultar en pérdidas de energía y en la necesidad de una mayor capacidad de generación y transmisión. La instalación de bancos de capacitores en el sistema eléctrico ayuda a mejorar el factor de potencia al compensar la carga reactiva, reduciendo las pérdidas de energía y mejorando la eficiencia global del sistema. Esto no solo resulta en ahorros económicos significativos, sino que también contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a la optimización del sistema eléctrico.

En cuanto a los filtros de armónicos, es importante tener en cuenta que la presencia de armónicos en el sistema eléctrico puede causar diversos problemas, como sobrecalentamiento de equipos, mal funcionamiento de dispositivos electrónicos sensibles y pérdida de energía. Los armónicos son corrientes o voltajes no sinusoidales que se generan debido a la operación de equipos electrónicos no lineales, como convertidores de frecuencia variable y sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS). La instalación de filtros de armónicos permite mitigar los efectos negativos de estos armónicos, mejorando la calidad de energía y evitando problemas operativos y daños en los equipos. Además, ayuda a cumplir con los requisitos establecidos en el Código de Red y las normativas de la CRE en relación con los niveles de distorsión armónica permitidos.

La calidad de energía es un aspecto fundamental en la operación de cualquier sistema eléctrico. Se refiere a la entrega de energía eléctrica con parámetros que se encuentren dentro de los límites establecidos, tales como la tensión, frecuencia, distorsión armónica, fluctuaciones de voltaje, entre otros. El mantenimiento de una calidad de energía adecuada garantiza el correcto funcionamiento de los equipos, evita interrupciones en los procesos productivos y reduce los costos de mantenimiento y reparación. Además, cumple con los estándares y regulaciones establecidos por el CENACE, la CRE y el Código de Red, los cuales buscan asegurar una operación eficiente y segura del sistema eléctrico.